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VI—HESPERIS

¿Te arredra mi clava, que monstruos aterra?
de hiero cual ella no soy por mi fe,
que, mientras abría de Calpe la sierra,
 tu voz he escuchado,
y a darte los brazos corriendo llegué.


Cual río que cae de enhiesta montaña,
descuajo los robles que encuentro al pasar
los rompo y destrozo cual lanas de caña;
 y riego y rocío
las flores del valle y el débil juncar.


¿Quien soy? Los centauros de Tracia me temen,
al verme, se escurre medroso el león,
las torres soberbias pavoridas tremen,
 que el monte más recio,
si piso sus cumbres, se agita temblón.


Turbión soy que selvas con su ala remueve;
soy rayo que paso abrió al mar cruel;
quien Hidras ahoga, con buitres se atreve;
 para ellos, Alcides,
para ti, mi hiedra, un dócil laurel.