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CANTO SEXTO


HESPERIS


 Suben los Atlantes á lo alto de la sierra para levantar un edificio que los guarezca contra el nuevo diluvio. Hesperis sale al encuentro del héroe. Cuéntale sus amores y desposorios con Atlas, su cuitas y su mala estrella. Hércules la toma por esposa, y, á través de las olas, con ella en hombros, deshace el camino de Gades. Desfallecida, da el postrer adiós á los corderos y pájaros que fueron sus delicias. Afánanse los títanes elevando su obra. A punto ya de coronarla, advierten la huida de su madre con el griego, y, con los fragmentos del ciclópeo edificio que le arrojan, le impelen monte abajo. Huye á grandes trancos por entre la nube de piedras y las alteradas aguas. Horribles visiones de Hesperis en la oscuridad. El rayo enciende la gran ciudad de los Atlantes, y ellos, guiados por su fulger, casi dan alcance á Hércules.


 Hesperis, la de ojos negros, para que sus hijos no vean al griego, que, rayo entre tinieblas, va en su busca, acércase á la ciclópea ciudad en que zumban, cual irritado enjambre al que roban los dorados panales.