res al poderoso del propio modo que te posas sobre las delicadas megillas de la doncella; lo mismo atraviesas los mares, que te introduces en la rústica cabaña; no se libran de tí los dioses inmortales, ni el hombre de efímera existencia; ¡ah! el corazón de que te apoderas es presa del furor.
Antistrofa 1. a
Tú arrastras á los buenos al crimen y á la injusticia; tú eres quien acaba de suscitar esa reyerta entre el padre y el hijo. De todo triunfa el amor que inspiran los ojos de una hermosa. El amor preside con los dioses á las leyes de la naturaleza. ¡Cómo juega con nosotros la irresistible Afródita!...
Yo mismo en este instante, rebelde á los mandatos de Creonte, no puedo contener el raudal de mis lágrimas, viendo á Antígona caminar hácia la mansión en que ge duerme el eterno sueño.