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DE SÓFOCLES
CREONTE
Conducida á un lugar desierto, donde no se encuentre huella humana, la haré encerrar viva en la profundidad subterránea de una roca, con el alimento preciso[1] que exige la expiación, y para evitar á la ciudad entera el crimen de su muerte. Una vez allí que implore á Plutón, único de los. dioses á quien ella venera, y tal vez obtenga el no morir; pero se convencerá, probablemente, que es trabajo inútil rendir cultojá los manes.— (Métese' en palacio.)
CORO
los coreutas (solos)
Estrofa 1.ª
¡Amor! invencible, indomable Amor! tú hie-
- ↑ Al que se condenaba á morir de hambre se le dejaba (para preservarse . de la expiación) con que alimentarse durante un día. Los romanos observaban las mismas precauciones para el suplicio de las Vestales.