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XVIII
INTRODUCCIÓN

desdichada heroína, á la manera que excitan nuestra compasión y nuestro amor y la admiración entera de nuestra alma las santas vírgenes cristianas de otros siglos, sacrificadas en cruel martirio por los decretos de bárbara tiranía, consentidos en todos los tiempos impasiblemente por los pueblos esclavizados y envilecidos.



No terminaremos este breve análisis crítico de la tragedia de Sófocles, sin fijarnos, aunque ligeramente, en el aspecto político de la misma, y del que menos se han ocupado los comentadores, no obstante, que es muy digno de ser tenido en cuenta. En efecto, la Antígona fué aplaudida con frenesí por los atenienses, según queda dicho; y hemos añadido que llevaron sus compatriotas el entusiasmo hasta premiar el talento dramático del poeta, honrándole con un alto mando militar. Pues, bien, esta extraña recompensa, que parecería un raro capricho de aquella impresionable democracia ateniense, nos lleva á pensar como cosa