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LAS POETISAS

les ondas, y embriagadas con las embalsamadas auras de mágicos pensiles, entonaron en siglos remotísimos los himnos sacros más melodiosos y patéticos, los cantos de amor más apasionados y tiernos y encendidos. ¡Celestiales sacerdotistas de la religión y del amor, cuya majestuosa hermosura reprodujo en mármoles y bronces el buril de los grandes artistas, cuyas vidas se relatan en leyendas interesantes y poéticas; cuya rara inteligencia y sublime, prodigioso númen, han celebrado con singular entusiasmo las almas elevadas y generosas de todos los tiempos y de todas las naciones!

II

La isla hermosa de Lésbos venía siendo desde muy antiguo pátria adorada de las musas. Las tradiciones populares se complacían en referir que la lira y la cabeza del divino cantor Orfeo habían sido arrojadas por las Fúrias á las aguas caudalosas del Hébro, y que, arrastradas al mar por la corriente, habian llegado hasta las costas privilegiadas de la isla venturosa. Con esta bella fábula esta-