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LA APOLOGÍA

amante de la crapula, de trabajador en perezoso, uno solo que se haya entregado á pasiones vergonzosas.-¡Sí, por Júpiter! Conozco á algunos a quienes has seducido hasta el punto de que siguen con más confianza tus consejos que los de sus padres.--Lo confieso, dijo Sócrates; pero en lo relativo a la educación moral: que, como ellos saben, es el asiduo objeto de mis desvelos. También en lo que conviene a la salud seguimos mejor los consejos de los médicos que los de nuestros padres; y vosotros todos, atenienses, mirais en las asambleas á los que hablan en ellas con superior ilustración, con más predilección que a los que se hallan unidos á vosotros por los vínculos de la sangre; así como en las elecciones de gecargos públicos debían servirse en bien de la patria, cuando ésta se halle en poder del extranjero, para evitar mayores males á los conciudadanos.

El proceso de Sócrates tiene todos los caractéres de un golpe de partido, de un juicio revolucionario, y el fallo fué del todo inmerecido, porque la conducta de aquel grande hombre estuvo inspirada siempre por el sentimiento más puro de justicia. (Véase á Schoell: Litter. grecque. II, 32 y siguientes.- Cantú: Biogr. t. X de la Hist. univ.: Sócrates.- Weber.-S. del Río: Hist, univ. t. I. Laurent: Etudes sur l'histoire de l'humanité: Gréce. t. II.)