Página:La Antígona de Sófocles - La Apología de Sócrates - Las poetisas de Lésbos (1889).djvu/155

Esta página no ha sido corregida
155
DE SÓCRATES

El sabio ateniense nuevamente les arguyó, diciéndoles: ¡Hijos del Atical pues mayores alabanzas que las tributadas á mí, profirió el oráculo en honor de Licurgo, el legislador de los espartanos. Al verle entrar en el templo cuentan que exclamo: No sé si te llame Dios ú hombre. A mí, sin haberme comparado á un dios, sólo me ha hecho superior a los demás hombres.

Sin embargo, yo no quiero que ciegamente deis crédito á las palabras del oráculo; pero ruego que las examineis una por una. ¿Conoceis un hombre menos esclavo que yo de los apetitos del cuerpo? ¿un hombre más independiente que yo, que de nadie admito dádivas ni recompensas? ¿Y á quién podreis vosotros considerar como el más justo, sino al hombre moderado que se acomoda con lo que tiene, sin tener nunca necesidad de lo de los demás? ¿Y en fin, cuál de vosotros puede negarme el último dictado del oráculo[1], si desde el momento que comencé à comprender la lengua


  1. El más Sábio.-Siendo la ciencia humana muy imperfecta respecto a la de los dioses, Sócrates, que conocía esta imperfección, se acercaba más å la sabiduría. (Platon, Euthyphron, II.)