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LA APOLOGÍA
Despues de esta resolución fue cuando, según Hermogenes, sus enemigos le acusaron de no reconocer los dioses que veneraba la Patria, de haber introducido nuevas divinidades y de corromper à la juventud.
II
Sócrates responde á las acusaciones de sus enemigos
Compareció ante los jueces, y dijo:
¡Atenienses! Lo que más me maravilla en este asunto es la conducta de Mélito[1]. ¿Có mo ha osado asegurar que desprecio las deidades de la República, cuando todo el mundo me ha visto, y él mismo si lo ha querido, tomar parte en las comunes festividades y sacrificar en altares públicos? ¿Es, pues, por ventura, introducir númenes extraños el haber yo dicho que la voz de un Dios[2] resuena