Página:La Antígona de Sófocles - La Apología de Sócrates - Las poetisas de Lésbos (1889).djvu/149

Esta página no ha sido corregida
149
DE SÓCRATES

contestó: Pues qué mi vida entera no te prueba que constantemente me ocupo de ella? -¿Y cómo? replicó Hermogenes.- Procurando no hacer jamás una acción injusta: ese es á mis ojos el mejor modo de preparar mi defensa.-¿Pero no ves, dijo nuevamente el hijo de Hipónico, que los tribunales de Atenas han hecho perecer á multitud de inocentes, victimas de su turbación para defenderse, mientras que han absuelto a otros muchos siendo delincuentes, porque su lengua los ha movido á compasión ó cautivado por su elegancia?-Pues, ¡por Júpiter! dos veces he intentado ya ocuparme de preparar una defensa y otras tantas se ha opuesto a ello el Génio[1] que me inspira.- ¡Lo que estás diciendo me sorprende!-Y ¿por qué sorprenderte, si la Divinidad juzga que es más ventajoso para mí el


  1. Decía Sócrates que tenía una voz interior «un Génio» (demonio) que le advertía constantemente lo que debía hacer y evitar. Por estas, para sus émulos extravagancias demoniacas, le acusaron. Nos hemos servido de la palabra Génio en la traducción, porque la acepción en que se toma en nuestro idioma la palabra demonio no expresa el concepto, pues lo que se quiere significar aquí es Númen, Génio, Oráculo, Dios.