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LA APOLOGÍA

La Apologia y Las Memorias de Sócrates, todas estas circunstancias le valieron un decreto de destierro, bajo el pretexto de su afección al partido dorio.

Y en verdad no debe extrañarnos que le consideraran sus conciudadanos como enemigo. Las apariencias, al menos, condenaban en gran manera á aquel ilustre hijo de Atenas.

Jenofonte ora por su condición de eupátrida, ora porque le indignaran (y con razón) las demasías y desenfreno de aquella bárbara y desapiadada demagogia, que tales días de desventura ocasionaba á su Patria, ora preocupado por su educación militar y sus costumbres de caudillo, detestaba el régimen democrático en que había nacido (sin tener en cuenta la gloriosa historia de la democracia de Atenas) y en todos sus escritos dominó la idea de que el orden reside en el poder omnimodo de un jefe, y que toda constitución social ó política debe sujetarse a este principio. Así se explica su abierta inclinación a la constitución política de los espartanos: qué mucho el que los demócratas atenienses le miraran con recelo! Por otro lado, Jenofonte como militar no era el puro tipo del patriota dispuesto á verter su sangre únicamente por los suyos. Era cierta-