homenaje a Bioy Casares, quien sería capaz de escribir el cuento gracias a la distancia elegante que caracteriza su estilo. Este homenaje sincero sugiere, al mismo tiempo, que esa Iiteratura‘ ya ha sido escrita, es una escritura cerrada; y no es con el, sino con Hardoy -con el primer Cortázar-, que Cortázar tiene que discutir. Desde esta perspectiva, el doble sentido de la carnavalización produce también un movimiento de coronación en el interior del destronamiento. La “escupída en plena cara”que se produce en el ■nal de DPC es al mismo tiempo una marca sobre el rostro de un personaje -señalado a la vez como máscara del escritor- que ha dejado atrás la pretensión de ser testigo y asume el rebajamiento como precio por establecer un contacto con el objeto que rodea y al cual sabe penosamente que no tendrá acceso. El narrador de DPC participa de un triángulo amoroso análogo al de LPC, pero el texto desmiente permanentemente la construcción imaginaria que hace de la relación. En LPC, Mauro había sacado a Celina del ambiente de la milonga para formar una pareja, y Hardoy los observaba y lograba mantener el equilibrio; en DPC, William proyecta sacar a Anabel de la prostitución, y ‘Cortázar’ es el intermediario para que puedan comunicarse entre ellos. Si Ia superioridad de Hardoy queda implícita en el manejo de los códigos y no se desmiente a lo largo de todo el cuento, la superioridad de ‘Cortázar’ se expone para ser desmentida. El manejo de diferentes códigos aparece ■ccionalizado a través de la profesión de traductor-técnico, literario, epistolar- que lo pone en contacto con Anabel y su mundo. Sin embargo, aunque el narrador imagina que su tarea es de mediador imprescindible, queda establecido que a Anabel “se la veía capaz de entender bastantes palabras” (DPC: 157); y por su parte, William “me entiende todo, me clava los ojos amarillos y solamente le tengo que repetir algunas cosas”(DPC: 163). La facilidad de Hardoy en LPC para interpretar la situación y predecir los actos de los seres "simples" que lo rodean, se convierte en este cuento en una sucesión de interpretaciones erróneas y predicciones fallidas: “sólo ahora sé de veras lo que pasa, y es que nunca supe gran cosa de lo que había pasado” (DPC: 154). Bajo esta afirmación se pueden leer las inocencias de ‘Cortázar’, cuando se considera especial para Anabel y al mismo tiempo aclara que él no le cobra las traducciones, pero paga los servicios. Del mismo modo, su papel de traductor, que ‘Cortázar’ interpreta como de verdade- 87 hueco] es Anabel” (DPC: 147). Desde esta perspectiva se puede leer el
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