Diario para un cuento policial asumidas por el narrador, es precisamente porque en DPC media una distancia irónica entre autortextual y narradorque produce un destronamiento de la ■gura del escritor. La continuidad antes señalada entre autor biográ■co y narrador subraya Ia necesidad de modi■car el punto de vista del cuento de 1951: Si DPC desencadena una relectura de LPC que pone en duda las certezas caso Hardo y como buen abogado apreciaba su función de testigo presen- cial, la veia casi como una misión. Pero no es él sino yo quien quisiera escribir este cuento. (DPC: 161) Sí, los verdaderos inocentes éramos los de corbata y tres idiomas: en todo quisiera escribir este cuento”, se organiza una máquina de lectura que expulsa la posibilidad de ser “testigo presencial” y redistribuye las atribuciones de inocencia. Retomando el lenguaje judicial, se abre un nuevo sistema de oposiciones: los inocentes frente a los iniciados (es decir, los que no saben frente a los que saben), y los inocentes frente a los culpables. Cuando el escritor Julio Cortázar se re■ere en 1970 a su cuento LPC, comenta: “es un cuento reaccionario: eso me lo han dicho muchos críticos con cierta razón”, y más adelante: “Y a pesar de todo, yo creo que inconscientemente en ese momento me estaba rescatando por la vía del idioma; ahi, en mi terreno, en el terreno del escritor, porque yo entablé un contacto con ese cuento”. Se pueden leer en estas a■rmaciones las dos oposiciones antes mencionadas: por un lado el escritor, considerado culpable por algunos críticos, debe indagar qué hay de cierto en esas acusaciones, y este es uno de los caminos que recorre DPC. Por otra parte, en el nivel inconsciente de la escritura, se rescata un encuentro del que el propio autor, retomando palabras de LPC, “no sabía nada”. Para recuperar ese contacto es que el escritor Cortázar necesita ridiculizar al narrador ‘Cortázar’, desmontando su sistema de escritura, desescribiendo el cuento. El relato parte de la percepción de “un hueco de cuento”(DPC: 147) y se constituye, desde el título, en esa ausencia que es la que será narrada. Se trata entonces de presentizar la experiencia de una imposibilidad, ya que “eso [el 86 A partir de esta diferencia: “no es él [Hardoy], sino yo [‘Cortázar'], quien
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