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ejercería influjo en mí. Esta noche arrojaré' a sus ventanas escritos de distintas procedencias, que parezcan provenir de vanos ciudadanos. Todos expresarán la alta opinión que Roma tiene de su nombre. En ellos se aludirá embozadamente a la ambición de César. Y después, que piense César en afirmarse bien, porque le echaremos abajo o sufriremos días peores.
(Sale)
SCENA TERTIA
El mismo lugar.—Una calle.
(Truenos y relámpagos.—Entran por opuestas direcciones Casca, con la espada desnuda, y Ciceron.)
CICERON
¡Buenas tardes, Casca! ¿Habéis conducido a César a su casa? ¿Por qué estáis sin aliento y tan espantado?
CASCA
¿No os conmovéis cuando se estremecen en masa los cimientos de la tierra como una cosa vacilante? ¡Oh, Cicerón! He visto tempestades en que los irritados vientos rajaban las nudosas encinas y he