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JOYAS DEL TEATRO.
 

los pliegues sondearé.

CAPULETO.

los pliegues sondearé. Talerm, hacedlo,
y puesto que á vos solo mi hija amada
revelar ha querido su secreto,
si calmais sus pesares compasivo,
si amenguais el dolor que está sufriendo,
si devolveis á sus nublados ojos
el brillo de sus dias mas serenos,
el padre amante os abrirá los brazos,
os dará sus tesoros Capuleto.

(Mirando hacia la derecha).

Allí viene, mirad.

TALERM. (aparte).

Allí viene, mirad. Pobre Julieta!

CAPULETO.

Cuán pálida! la veis?… Con ella os dejo.

(Hace ademan de marcharse. Talerm le detiene).

TALERM.

Del sol hermoso los brillantes rayos
ya confundirse y amenguarse veo.
Cuando oscuras las sombras se dilaten
su manto de tinieblas estendiendo,
de asunto interesante en alto grado
hablar con vos quisiera, Capuleto.

CAPULETO.

De asunto grave?

TALERM.

De asunto grave? Y que á vos concierne.

CAPULETO.

Siempre á escucharos me hallaréis dispuesto.

(Vase por el fondo).





ESCENA III.
TALERM. en seguida JULIETA.
TALERM. (Mirando hacia la derecha).

Julieta, pobre víctima inocente,
yo daré tregua á tu dolor prolijo,
antes que brille en tus marchitas sienes
la nefasta corona del martirio.
En mí confia el pueblo de Verona:
para salud de sus dolientes hijos,
yo he de hacer que esos bandos criminales
de un ángel redentor caigan cautivos.
Tú ese ángel serás, y mi Romeo,
el hombre que sembró de beneficios
mi cansada vejez, á mí me deba
la paz y la quietud de su retiro.

(Julieta sale triste y cabizbaja de su aposento, pero al ver á Talerm reanímase súbitamente su semblante y se adelanta hacia él).

JULIETA.

Talerm, Talerm, el venerable anciano
cuyas nevadas canas Dios bendijo,
que lluevan sobre vos las bendiciones
cual sobre flor las gotas de rocío.
Y mi esposo? decid, traeisme nuevas?…
Sin de él saber dos meses he vivido!…
Nuevas traeis… lo leo en vuestros ojos!…
Ah! no me las digais, por Dios bendito!
Hanme dicho que mata la alegría
y yo para su amor vivir ansió!

TALERM.

Hija mia, los labios del anciano
son de verdad el templo y el asilo.
las canas que le cubren, desengaños
son en el mar de la pasion nacidos,
y las arrugas de su mustia frente
páginas son de su mundano libro.
Oye pues mi consejo. Oculta el llanto
que apaga y nubla de tu frente el brillo,
y ese amor, el amor que te devora,
que tu muerte causara al descubrirlo,
para esconderlo a todos, hija mia
con ierte tu alma en un profundo abismo.

JULIETA.

Esconderlo decís? Y puedo acaso?
Romeo es mi existencia, mi delirio,
y al ausentarse de mi lado un dia
entera el alma se llevó consigo.
Des que su vida es parte de mi vida,
des que lazo secreto nos ha unido
des que por él, por él, mi dicha y cielo,
el odio de mi padre desafío,
del trovador el canto me disgusta
si no es el trovador mi bien querido,
los guerreros torneos bulliciosos
fiestas son para mí sin atractivo,
y cuando á la beldad con arrogancia
proclama airoso el vencedor altivo,
«yo—me digo—seria la mas bella
si hubiese mi Romeo combatido.»
Mis dolores aquí decir no es dable…
Oh! sufro, sufro mucho, padre mio!

TALERM.

Esposa de Romeo, alienta, alienta!
aquí trajo á Romeo mi designio,
y le verán bien pronto victorioso
los muros de Verona en su recinto.

JULIETA (con trasporte).

Oh! placer! oh! placer! Talerm, anciano,
es verdad… es verdad lo que habeis dicho?
Romeo aquí… bien pronto… y en mis brazos
Ay!… no mata, no mata el regocijo!…