con la sangre del uno y otro bando;
y Verona la rica y la opulenta
con tristeza su frente ha doblegado
ante el odio mortal que á los Montechos
los buenos Capuletos profesamos.
Ya veis, don Alvar, que el peligro es grande
si os une á mi familia nudo santo,
pues debéis como miembro de mi raza
el odio compartir de nuestros bandos.
Merecer no creyera, Capuleto,
tal ofensa de vos: yo los reclamo
esos riesgos, señor, y esos peligros.
Partid vos mi amistad; yo también parto
el odio que circula en vuestras venas,
Me parece, no obstante, que, olvidado,
Montecho calla, y sus rencores guarda
tranquilo el corazon, quieta la mano.
La calma es que al huracan precede,
De las fiestas Romeo fatigado,
á bordo de los buques genoveses
busca combates y conquista lauros;
la vejez á su padre altivo tiene
mostrado en un rincón de su palacio;
mas el dia que aquí vuelva Romeo,
vereis precipitarse entrambos bandos,
brujidores torrentes espumosos
de la cima de un monte despeñados.
Alguien viene.
Alguien viene. Talerm sus pasos guia
á este lugar.
á este lugar. Talerm el magistrado?
Soy estrangero, y hace un mes apenas
fue, proscrito, en Verona hallé un amparo,
pero mas de cien veces á mi oído
el nombre de Talerm ha resonado.
Quién es ese Talerm tan poderoso?
El amigo del príncipe? el humano
rodeado de misterios y de sombras
de todos en Verona respetado?
De dónde viene? Adonde va?
De dónde viene? Adonde va? Se ignora.
Un azote cruel hace tres años
el luto y el dolor sembró en Verona;
desoladora peste en sus estragos
convirtió cada casa en una tumba
y la ciudad en cementerio vasto.
Talerm se presentó. De casa en casa,
de la peste la cólera arrostrando,
á todas un consuelo y un alivio
con su presencia bienhechora trajo.
De su arte á los secretos prodigiosos
debió Verona su salud. El lauro
mas victorioso engalanó su frente.
Sin patria y sin hogar, abandonado,
patria y hogar nosotros le ofrecimos,
y virtuoso y honrado ciudadano
y majistrado leal, hoy por nosotros
su nombre es el primero del estado.
De los Montechos que es amigo dicen.
Tratando de aplicar seguro bálsamo
á las dolencias que marchita el alma,
Talerm no es mas que médico, y en vano
se busca en él á amigo ó enemigo;
siempre el que sufre lo encontró á su lado
á dispensarle pronto, cariñoso,
amigo ú enemigo sus cuidados.
Llegad, Talerm, y á mi alma dolorida
pueda vuestra presencia dar consuelo.
Huyendo á mis caricias y miradas
Julieta esquiva mi paterno afecto
y un gérmen de dolor oculto guarda
en lo profundo de su vírjen seno.
En llanto sumerjida, varias veces
la he sorprendido ya. Talerm, qué es esto?
Porqué ocultarse á todos, y á su padre
reservar los arcanos de su pecho?
Nunca el misterio penetrar pudisteis
de su pesar recóndito y secreto?
Nunca, Talerm. Huyendo mi presencia
solitaria se encierra en su aposento,
y el llanto allí que de sus ojos mana
es á sus penas abundante riego.
Debo al reposo de Verona entera
llevar á cabo pronto mis proyectos.
Yo la hablaré, señor; y yo de su alma