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JULIETA Y ROMEO.
 

con la sangre del uno y otro bando;
y Verona la rica y la opulenta
con tristeza su frente ha doblegado
ante el odio mortal que á los Montechos
los buenos Capuletos profesamos.
Ya veis, don Alvar, que el peligro es grande
si os une á mi familia nudo santo,
pues debéis como miembro de mi raza
el odio compartir de nuestros bandos.

ALVAR.

Merecer no creyera, Capuleto,
tal ofensa de vos: yo los reclamo
esos riesgos, señor, y esos peligros.
Partid vos mi amistad; yo también parto
el odio que circula en vuestras venas,
Me parece, no obstante, que, olvidado,
Montecho calla, y sus rencores guarda
tranquilo el corazon, quieta la mano.

CAPULETO.

La calma es que al huracan precede,
De las fiestas Romeo fatigado,
á bordo de los buques genoveses
busca combates y conquista lauros;
la vejez á su padre altivo tiene
mostrado en un rincón de su palacio;
mas el dia que aquí vuelva Romeo,
vereis precipitarse entrambos bandos,
brujidores torrentes espumosos
de la cima de un monte despeñados.

ALVAR. (Volviéndose al rumor de unos pasos que suenan fuera del salón.)

Alguien viene.

CAPULETO.

Alguien viene. Talerm sus pasos guia
á este lugar.

ALVAR.

á este lugar. Talerm el magistrado?
Soy estrangero, y hace un mes apenas
fue, proscrito, en Verona hallé un amparo,
pero mas de cien veces á mi oído
el nombre de Talerm ha resonado.
Quién es ese Talerm tan poderoso?
El amigo del príncipe? el humano
rodeado de misterios y de sombras
de todos en Verona respetado?
De dónde viene? Adonde va?

CAPULETO.

De dónde viene? Adonde va? Se ignora.
Un azote cruel hace tres años
el luto y el dolor sembró en Verona;
desoladora peste en sus estragos
convirtió cada casa en una tumba
y la ciudad en cementerio vasto.
Talerm se presentó. De casa en casa,
de la peste la cólera arrostrando,
á todas un consuelo y un alivio
con su presencia bienhechora trajo.
De su arte á los secretos prodigiosos
debió Verona su salud. El lauro
mas victorioso engalanó su frente.
Sin patria y sin hogar, abandonado,
patria y hogar nosotros le ofrecimos,
y virtuoso y honrado ciudadano
y majistrado leal, hoy por nosotros
su nombre es el primero del estado.

ALVAR.

De los Montechos que es amigo dicen.

CAPULETO.

Tratando de aplicar seguro bálsamo
á las dolencias que marchita el alma,
Talerm no es mas que médico, y en vano
se busca en él á amigo ó enemigo;
siempre el que sufre lo encontró á su lado
á dispensarle pronto, cariñoso,
amigo ú enemigo sus cuidados.





ESCENA II.
CAPULETO, TALERM por el fondo.
(Alvar se retira por el fondo saludando respetuosamente á Talerm que entra en escena).

CAPULETO.

Llegad, Talerm, y á mi alma dolorida
pueda vuestra presencia dar consuelo.
Huyendo á mis caricias y miradas
Julieta esquiva mi paterno afecto
y un gérmen de dolor oculto guarda
en lo profundo de su vírjen seno.
En llanto sumerjida, varias veces
la he sorprendido ya. Talerm, qué es esto?
Porqué ocultarse á todos, y á su padre
reservar los arcanos de su pecho?

TALERM.

Nunca el misterio penetrar pudisteis
de su pesar recóndito y secreto?

CAPULETO.

Nunca, Talerm. Huyendo mi presencia
solitaria se encierra en su aposento,
y el llanto allí que de sus ojos mana
es á sus penas abundante riego.

TALERM. (aparte).

Debo al reposo de Verona entera
llevar á cabo pronto mis proyectos.

(alto).

Yo la hablaré, señor; y yo de su alma