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EL DOS DE MAYO.

EL DOS DE MAYO.



¡Oh! ¡Es el pueblo! ¡Es el pueblo! Cual las olas
Del hondo mar alborotado brama;
Las esplendentes glorias españolas,
Su antigua prez, su independencia clama.
Hombres, mujeres vuelan al combate,
El volcan de sus iras estalló:
Sin armas van, pero en sus pechos late
Un corazon colérico, español.
La frente coronada de laureles,
Con el botin de la vencida Europa,
Con sangre hasta las cinchas los corceles,
En cien campañas veterana tropa;
Los que el rápido Volga ensangrentaron,
Los que humillaron á sus piés naciones,
Y sobre las pirámides pasaron
Al galope veloz de sus bridones;
A eterna lucha, á sin igual batalla
Madrid provoca en su encendida ira;
Su pueblo inerme allí entre la metralla
Y entre los sables reluchando gira.
Graba en su frente luminosa huella
La lumbre que destella el corazon;
Y á parar con sus pechos se atropella
El rayo del mortífero cañon.
¡Oh de sangre y valor glorioso dia!
Mis padres cuando niño me contaron
Sus hechos ¡ay! y en la memoria mia,
Santo recuerdo de virtud, quedaron.
Entonces, indignados me decian,