Página:Jorge Klickmann - La ciudad encantada de Chile.pdf/74

Esta página ha sido corregida
— 75 —
(á la pág. 56.)

Huemul, el ligero ciervo de los Andes chilenos que gusta de vivir en los riscos más escarpados.

Cache, especie de pato que se cria en las aguas de Chiloé. Son los caches, según el historiador Molina, muy castos y fieles cónyuges.

(á la pág. 62.)

Templo de Talcahuano.— «Adelante de Chile (valle de Aconcagua) en 38 grados de la línea, hay dos grandes señores que traen guerra el uno contra el otro, y cada uno saca en campo doscientos mil hombres de guerra. El uno de ellos se llama Leuchengorma (Leochengo según otros), que tiene una isla de dos leguas de tierra firme (Quiriquina), dedicada á sus ídolos, donde hay un gran templo que lo sirven dos mil sacerdotes. Y los indios de este Leuchengorma dijeron á los españoles que cincuenta leguas más adelante hay entre dos ríos una gran provincia, poblada toda de mujeres, que no consienten hombres consigo más del tiempo conveniente á la generación. Están sujetas á este Leuchengorma. La reina de ellas se llama Gaboinilla (Guanomilla), que en su lengua quiere decir cielo de oro, porque en aquella tierra diz que se cría gran cantidad de oro; y hacen muy rica ropa, y de todo pagan tributo á Leuchengorma. Agustín de Zárate, Historia del Perú.

Ainil.—«Según el historiador Alonso da Góngora Marmolejo, á la desembocadura del río Ainilebu, un poco más al sur de Valdivia, había en su tiempo un gran pueblo de indios llamado Ainil.» Medina, Aborígenes de Chile.

Taguatagua.—Sobre este "hermoso valle muy ameno y poblado de infinita gente" trae Rosales en su Historia de Chile una larga relación que concluye así: "Mas, después de pocos días vino el castigo de Dios sobre ellos, porque tembló la tierra y se estremeció con tanta furia que, abriéndose en diferentes grietas y por diversas bocas, pronunció la sentencia y ejecutó el castigo, vomitando tanta cantidad de agua, que inundó todo aquel valle y anegó á cuantos en él había, sus casas, haciendas y sementeras, sin dejar memoria de aquella tan nefanda gente, y quedando para eterna memoria y escarmiento de los demás, aquella laguna que hoy se ve y ha permanecido después de tantos años ha que sucedió este tan maravilloso caso."

Guadalauquén, el río de Valdivia.

(á la pag. 63.)

Echol.—"La provisión que los indios echan en los entierros, dice Perez García, se lama echol, añadiendo al varón sus armas, y á la mujer el huso, lana y ollas."

"Parece que ningún presentimiento moral de penas y recompensas lo