Grato es recordar que a Chile cabe el alto honor de haber sido el primero que en Sud-América gozó de la grandiosa concepcion de Morse.
En efecto, el 21 de Junio de 1852 se inauguró entre Santiago i Valparaiso el primer telégrafo que se estableció en Chile, abriendo así nuevos horizontes al comercio, a la industria i a la vida intelectual de ámbos pueblos.
La concesion que el Gobierno del notable estadista señor don Manuel Montt hiciera al ciudadano norte-americano Mr. Weelwright para unir telegráficamente los principales pueblos de la República, desgraciadamente sólo se realizó en mui pequeña escala; pero ya en 1858 se contaba con el primer telégrafo fiscal que tuviera el pais: la línea de un solo alambre que unia a Santiago con Talca i pueblos intermedios.
Era, pues, éste el segundo paso que se daba en Chile en el sentido de salvar las distancias, pasando por alto dilatados valles i abismos profundos, para trasmitir el pensamiento con una velocidad sólo comparable a la de la luz.
Posteriormente, en 1864 i despues de inaugurado el Ferrocarril entre Santiago i Valparaiso se estableció la primera línea telegráfica de doble vía, para el servicio de la Empresa de los Ferrocarriles i del público que reclamaba el desarrollo de esta brillante conquista del injenio humano sobre el tiempo i la distancia.
Las necesidades de la guerra a que fuimos provocados en 1866, contribuyeron en gran parte tambien a impulsar los trabajos de prolongacion de las líneas del Estado, de Talca a Concepcion i Constitucion, i de Calera a la Serena.
Al mismo tiempo que el Fisco llevaba a cabo por su cuenta estas dos importantes obras, una empresa particular unia por este medio de comunicacion a la Serena con el asiento minero de Chañarcillo, lugar que desde hacia años estaba relacionado con Caldera i Copiapó por medio de un alambre eléctrico que pertenecia a la Compañía del Ferrocarril.
Desde aquel entónces, al lado de cada via férrea que ha cruzado en distintos sentidos nuestro territorio, se han tendido tambien dife-