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LA VIDA

Para conjurar el peligro de la desecación, el insecto tiene dos medios. En primer lugar comprime la capa exterior con todo el vigor de sus anchos brazos, y hace una corteza protectora más homogénea y más compacta que la masa central. Rompiendo una de estas cajas de conservas muy seca, la corteza se desprende casi siempre por entero y deja al descubierto el núcleo del centro. El conjunto trae a la memoria la cáscara y la almendra de una nuez. La presión de la madre cuando elabora la pera alcanza la capa superficial en algunos milímetros de espesor, y de esto resulta la certeza; la presión no se propaga más adentro, y de aquí proviene el voluminoso núcleo central.

Mi ama de gobierno, para tener tierno el pan durante los fuertes calores del verano, lo guarda en una tinaja cerrada. Así procede el insecto a su manera: por compresión envuelve en una tinaja el pan de su familia.

El escarabajo va más lejos todavía; es geómetra, capaz de resolver un problema de máximos y mínimos. Siendo iguales las demás condiciones, la evaporación es evidentemente proporcional a la extensión de la superficie evaporada. Luego habrá que dar a la masa alimenticia la menor superficie posible, para disminuir cuanto se pueda la pérdida de humedad; es preciso, sin embargo, que esta menor superficie englobe la mayor suma posible de materiales nutritivos, a fin de que el gusano encuentre alimento suficiente. Ahora bien; ¿cuál es la forma que en menor superficie encierra mayor volumen? La esfera, responde la geometría.

El escarabajo modela, pues, la ración del gusano en forma de esfera, prescindiendo por el mo-