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LA VIDA

flor, alegría de la vista, y el élitro de los escarabajos, adorno de los prados primaverales. El escarabajo tiene que estar provisto de herramientas especiales para ese trascendental trabajo que debe convertir en materia viva los residuos no utilizados por el caballo y la oveja, a pesar de la perfección de sus vías digestivas. Y en efecto; la anatomía nos permite admirar la prodigiosa longitud del intestino, que, plegado y replegado sobre sí mismo, elabora lentamente los materiales en sus múltiples circuitos y extrae hasta el último átomo utilizable. De donde el estómago del herbívoro no pudo extraer nada, este poderoso alambique saca riquezas que, mediante un simple retoque, se convierten en armadura de ébano en el escarabajo sagrado, en coraza de oro y de rubíes en otros escarabajos peloteros.

Ahora bien; esta admirable metamorfosis de la porquería debe ejecutarse en el más breve plazo; la salubridad general lo exige. Por eso está dotado el escarabajo de una potencia digestiva quizá sin ejemplo en otros animales. En cuanto se acomoda en su guarida con los víveres, ni de día ni de noche cesa de comer y digerir hasta haber consumido todas las provisiones. Es fácil criar el escarabajo en cautividad en una jaula cuando se ha adquirido cierta práctica en el oficio. De este modo he obtenido el siguiente documento que nos va a informar de la alta facultad digestiva del célebre escarabajo:

Pasada la pelota entera por la hilera, el ermitaño vuelve a salir a la luz del día, busca fortuna, la encuentra, se construye otra bola, y vuelta a empezar.

Un día de ambiente muy caluroso, pesado y tranquilo, condiciones favorables para las alegrías