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DE LOS INSECTOS

ni en la superficie, que certifique un residuo herbáceo. Luego el extraño escarabajo pelotero no utiliza las galletas bovinas ni otras similares; manipula productos de diversa naturaleza bastante difíciles de precisar al principio.


La misma pieza abierta, en que se ve la bolita de embutido, la calabaza de arcilla, la cámara del huevo y la chimenea de aireación.

Agitado cerca de la oreja, el objeto suena un poco, como lo haría la cáscara de un fruto seco cuya almendra estuviese suelta. ¿Estará dentro la larva, arrugada por la desecación? ¿Estará el insecto muerto? Así lo esperaba; pero me equivoqué. Había algo mucho mejor que eso para nuestra instrucción.

Con la punta del cuchillo rompo cuidadosamente la calabaza. Bajo una pared homogénea, cuyo espesor llega hasta dos centímetros en la muestra más voluminosa de las tres que poseo, hay un núcleo esférico, que llena exactamente la cavidad, pero sin adherencia en parte alguna con las paredes. El escaso juego libre de este núcleo me da razón de los choques que había oído al agitar la pieza.