80 PANORAMAS DE LA VIDA
pudo darme habria sido el fiarse en mi palabra; creerme, cuando respondia á cada injuriosa. sospecha que V. me arrojaba al rostro.—Te amo! te amo! —Pero no: suspicaz como un corazon sin generosidad, celoso como quien sabe engañar, ha sido V. duro, injusto, egoista. No reflexionaba que siendo Y. rico y yo destituida de fortuna, debia mostrarme altiva, y rehusar muchas veces justificarme. Sabiendo bien que la familia de V. aristócrata de raza y de dinero, deseaba darle una esposa acaudalada nunca habria concedido á V. mi mano, si un abogado, antiguo amigo de mis padres no hubiera descubierto en unos antiguos documentos, mi legítimo derecho á una cuantiosa herencia. Era forzoso entablar un litis, y aquel hombre generoso, dolido de mi orfandad, lo siguió con incansable solicitud, hasta hoy, que la corte falló definitivamente en mi favor.
Esta erala causa de ese retardo que tanta sombra arrojaba en el ánimo de V.
Mi protector, impedido por los años y una dolorosa parálisis, me escribia las noticias buenas Óó malas que debia darme. Su hijo me traia las cartas, y y recogia las firmas necesarias en aquel litigio. Ese era el jóven cuya presencia inspiraba á V. ofensivas sospechas. Entre tanto, y mientras mi abogado arrancaba de manos de un usurpador mi perdida fortuna, aprovechaba yo aquella dilacion
