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FELIZA 447

—¡La mia!

—nsensato ! ¿con qué derecho ?

—Con el de mi amor!

Y riendo con una risa siniestra que heló de espanto á las dos jóvenes:

—Ah!—exclamó—¿ creías tú, tú la que ha destruido mi felicidad, darla impunemente á otro, y Pasear subre mi humillacion su insolente triunfo? Ah! ah! ah! que venga á disputarte ahora, ese rival preferido .... Feliza, tú eres mía! mia para siempre; porque el abrazo que va á unirnos será eberno. ......

Oyose un grito seguido de una detonacion que atrajo á Cristian y á sus compañeros, hacia la puerta que abría sobre el vestíbulo.

Aquella puerta estaba cerrada.

Cuando el jóven Demaria, arrojándose contra ella la derribó y penetró en elsalon, vió á Feliza tendida en tierra, bañada de sangre; á la señorita Casares desmayada, y á Ocampo de pié al lado de su víctima, en el momento que volviendo contra sí mismo el arma homicida, se enviaba la segunda bala de su rewolver.

Cristian desesperado, casi loco, á impulsos de dolorosa rabia, asió del matador, buscando en él

un resto de vida para vengar á Feliza; pero solo T. 7