FELIZA 395 distinguirlo entre la multitud—Estaba pensando en tí, y héte ahí como llovido del cielo para hacer
parte en la famosa cacería concertada en el club ....
Bah! .. . pero si se ha ido!. . . Enrique! ... Enrique! .. .. Ah! dónde encontrarlo en esta Babel!
—Dónde? — replicó alguien allí cerca — En el wagon que ocupan las personas venidas en aquel carruaje que se aleja.
—La librea de Álzaga! Pobre Enrique! ese muchacho tiene el seso fuera de caja. Deslumbrado por un astro ......
—Se ha tornado su satélite y jirando en torno á la beldad que lo rechaza, un dia se perderá.
El silvato dió su postrer aviso, y el tren partió surcando con su negro penacho de humo el ambiente nacarado de la mañana.
Por un movimiento de coquetería, ó bien para gozar mejor la vista del paisage, las compañeras de Cristian levantaron las echarpas de crespon blanco que ocultaban su semblante.
Todas tres eran bellas; pero una sola absorbió las miradas y la atencion de los viajeros, que exclamaron con simultáneo entusiasmo:
—La incomparable Feliza!
—La perla del Plata!