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380 PANORAMAS DE LA VIDA

Yo interrogaba con una mirada ansiosa su vasta estension.

¡Tú la guardas en tu seno!—exclamaba— ¿ Cuál de tus almenadas azoteas, cual de tus blancas bóvedas, cual de tus sombrosos vergeles la cobija? ¿qué hace ahora? ¿duerme reclinada con molicie en su lecho virginal? ¿Se despierta, apartando con mano soñolienta los rizos de su negra cabellera? ¿Se baña triscando alegre con la onda de una fuente?

Desvariando asi, saltaba á tierra y me internaba en las calles.

Contemplábalas con amor; habría querido besar el mármol de sus veredas, que habia recibido la impresion de sus pasos.

Mi padre disipó aquel éxtasis, anunciándome que antes de entrar en la ciudad; y aun antes de ver á la familia debía dar al dictador cuenta de la mision que le confiara.

Y me llevó consigo á Palermo,

Rosas no estaba allí, y segun se nos dijo debia hallarse en el campamento de Santos lugares, cuyo cuartel general estaba en el pueblo.

Al atravesar sus calles noté algo estraño en la espresion de los semblantes. Habríase dicho: una gran consternación: aun mas: el rumoroso silencio de una terrible espectativa.