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304 PANORAMAS: DE LA VIDA

enjugaria con mis lábios, y las pagara con mi sangre!

Así discurriendo, cogió el brazo de su compañera, estrechólo contra su pecho, y siguió con ella el sendero que se estendia mas allá de las ruinas. Ambos callaban; y aquel' silencio, impresionaba hondamente á Rogerio. Habria querido romperlo; pero una fuerza estraña enmudecia su lengua y anudada la voz en su garganta.

No de allí á mucho, á la vuelta de una encrucijada, Rogerio divisó alincógnito que de pié y los brazos cruzados, lo aguardaba.

A su vista, un sentimiento de indignacion, ardió en sus ojos, y su mano apretó convulsiva el puño de la espada.

El desconocido, mostrándole el sol que desaparecia en el horizonte.—Creí que no vendrias ya-—le dijo, con su irónica sonrisa.

—Bien sabeís—respondió el capitan—que sé cumplirmi palabra. Hé ahíla prenda que he perdido: os la entrego. Y ahora os reto á duelo; porque quiero recobrarla con la punta de la espada.

Y desenvainó el acero.

El desconocido, volviéndose á la mujer velada, que estaba ante él inmóvil y silenciosa—esclava—le dijo —tu señor va dos veces á comprarte: en el juego y el combate. Pero, levanta ese velo, y muéstrale tu semblante.