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280 PANORAMAS "DE LA VIDA

—Ah! don Gerónimo! ¿como, una vez en ella, pudo usted abandonar aquella mansion encantadora?

—Porquela patria, niño mio, esun iman irresistible, reclamo que nos atrae y nos llama con todas las voces de la creacion.

Y? Hallábase usted en Lima, extasiado por supuesto, y sin pensar en otra cosa que en los goces infinitos de aquella encantada ciudad.

—Hallábase, en efecto, morando en ese trozo de cielo caido entre los montes y el mar.

Como lo has dicho, Rafael, absorbíame el placer de contemplar sus anchurosas calles, sus misteriosos balcones, y su perpetuo aire de fiesta. Nunca los dias me parecieron tan cortos, ni las noches tan deliciosas, como en aquel bendito tiempo en que contando apenas veinte años, provisto el bolsillo de lucientes onzas de oro, y la mente de doradas ilusiones, habité en aquel emporio del fausto y de la belleza. Banquetes, saraos, partidas de campo, serenatas: aquello era una serie interminable de placeres, que mi posicion humilde, como capataz de mulas no me impedia gozar; por que estaba ventajosamente compensada con un don que me diera el cielo: Era yo todo un gentil y bello jóven.—

Guiños y risas solapadas. Parecíanos imposible que don Gerónimo hubiera sido nunca ni jóven ni