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268 PANORAMAS DE LA VIDA

Y una lágrima brotó de sus párpados cerrados y surcó su pálida mejilla.

—Pues bien, contadme vuestras penas. ¿Echais de menos una dicha perdida. —Erais, pues, muy feliz?

—Ah! y tanto! Santiago me amaba; iba á ser mi esposo; el sol del siguiente dia debia vernos unidos; pero aquella noche fatal, la terrible enfermedad asaltó en su lecho á aquel que en él se acostára joven, bello, fuerte y lozano; y agarrotó sus miembros y lo dejó inmóvil, presa el cuerpo de horribles dolores que hacen de su vida un infierno Elaño ha hecho dos veces su camino, sin traer ni una tregua á su dolencia. Toda esperanza se ha desvanecido ya en el alma de Santiago; y cuando me vé prosternada orando por su vuelta á la salud,

—Laura, me dice, pide mi muerte!

—Laura, díjela, interrumpiendo aquella larga exposicion hecha con voz lenta y oprimida, no mas respecto al presente: retrocededal pasado, á ese último dia de bonanza; volved á él la mirada ..... ¿Qué veis?

—Mi felicidad !

—¿Y en torno á Santiago ?

—Nada mas que mi amor!

—Nada mas? Mirad bien?....

De súbito la sonámbula se estremeció, y su mano