266 PANORAMAS DE LA VIDA
—¡Pamplinas! Ese martirio es una de tantas enfermedades queafligen ála humanidad, casualmente contemporánea de alguna enemistad, de algun ódio; y hé ahí que la supersticion la achaca ásu siniestra influencia.
He sido testigo y actor en una historia que es necesarioreferirte para desvanecer en tí esas absurdas creencias ... . Pero, bah! tú las amas, son la golosina de tu espíritu, y te obstinas en conservarlas. Es inútil.
Oh! no, querido doctor, refiera usted, por Dios, esa historia! ¿Quién sabe? Tal vez me convierta!
—No lo creo dijo él, y continuó.
Hallábame hace años,en la Paz, esa rica y populosa ciudad que conoces.
Habíame precedido allí, mas que la fama de médico, la de magnetizador
Multitud de pueblo vagaba noche y dia en torno ú mi morada. Todos anhelaban contemplar, sino probar los efectos de ese poder misterioso, del que solo habian oido hablar, y que preocupabalos ánimos con un sentimiento, mezcla de curiosidad y terror.
Entre el número infinito de personas que á toda hora solicitaban verme, presentóse una jóven cuyo vestido anunciaba la riqueza; pero su rostro, aunque bello, estaba pálido y revelaba la profunda tristeza de un largo padecer.