YERBAS Y ALFILERES
—Doctor ¿crée usted en maleficios?>—dije un dia á mi antiguo amigo el esclarecido profesor Passaman. Gustábame preguntarle, porque de sus respuestas surjia siempre una enseñanza, ó un relato interesante.
—-¿Que si creo en maleficios? respondió. —Enlos de orígen diabólico, no: en los de un órden natural, sí.
—Y sin que el diablo tenga en ellos parte, ¿no podrian ser la obra de un poder sobrenatural?
—La naturaleza es un destello del poder divino; y como tal, encierra en suseno misterios que confunden la ignorancia del hombre, cuyo orgullo lo lleva á buscar soluciones en quiméricos desvaríos.
—¿ Y qué habria usted dicho si viera, como yo, á una mujer, despues de tres meses de postracion en el lecho de un hospital, escupir arañas y huesos de sapo?
—Digo que los tenia ocultos en la boca.
—Ah! ah! ah! ¿Y aquellos á quienes martirizan en su imágen?