248 PANORAMAS DE LA VIDA
—Las bóvedas soberbias de los palacios se han hundido: ella conserva ilesosu humilde techo, que hoy abriga á muchos infelices.—
—Y ¿no ha pensado usted, al fin, en llevar á ella una esposa ?—
—No!—respondió —En mi afecto fraternal por Estela debió existir el germen de una pasion, que interpone siempre su imájen entre mi corazon y el amor, llenándolo del sacro pavor que inspira el santuario.
—La ha visto usted?
—No he podido lograr esta dicha. Está en retiro, y su reclusion durará mas tiempo del que puedo disponer yo, que he venido á comprar ropas y víveres para mis desventurados hermanos.
Mas ya que no me sea dado verla voyá oir su voz.
En ese momento las campanillas y las nubes de incienso anunciaron que iba á levantarse el velo del tabernáculo; el pueblo adoró de rodillas; y en medio del silencio producido por la mental plegaria, elevóse de repente, intensa, dulcísima, una voz maravillosa, entonando un himno al Eterno.
Volvíme hácia el jóven; pero no tuve necesidad de preguntarle: la expresion de su semblante me decia que estaba oyendo á Estela.
Dejélo postrado en tierra, sumerjido en un éxtasis»