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dice el vulgo, una piedra sobre el corazon, volver al desempeño de mi comision á bordo. Entonces, solamente, conocí cuanto se habia apegado mi corazon á esa amiga de ayer, arrojada por la casualidad sobre mi camino; y nunca tampoco hasta entonces parecióme tan odiosa esa sujecion del albedrío á la agena voluntad, que hace del hombre un ser pasivo y una nulidad de su poderoso querer.

Encontré á Isacar sobre cubierta, en compañía de tres hombres tan parecidos á él en la espresion de la fisonomía, que se les habria creido parientes suyos, ó cuando menos, antiguos camaradas. Hablaban con animacion, y al parecer, discutian un proyecto.

El ruido de sus voces, y la preocupacion que los absorbía, impidióles apercibirse de mi llegada, que de pronto desconcertó á Isacar. Pero el astuto calabrés se repuso luego, y reanudando, ó finjiendo reanudar la interrumpida plática, dió cima á una cuestion que versaba sobre náutica, y despidió así á sus mal encarados acompañantes.

Dos dias despues, nuestro cargamento estaba vendido y todo preparado para el viaje al interior.

Isacar quedaba al mando del buque, bergantin fuerte y velero, con el que hacia viajes de transporte á los puertos del Sur. Samuel marchaba con nosotros á los placeres del Sacramento.

Temiendo los subidos precios del pasaje, el judio