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48 PANORAMAS DE LA VIDA solo amigo que su infortunio hallara en aquel cubil de fieras.

—Nada temas; —respondió el noble español —que miéntras yo aliente, tu vida es sagrada.

—Magnánimo corazon!—replicó el prisionero: — eres solo entre esos hombres feroces, y tus esfuerzos serán vanos. . . . Han resuelto que yo muera, y moriré,

Háse apoderado de mí, al mirarte hoy, una tristeza de siniestro agiiero. . . .. ¿Qué quiere anunciarme? Lo ignoro; pero de cierto algo funesto me predice

Un guerrero que entró en el calabozo interrumpió al Inca.

—Hernando—dijo aquel—el Consejo te encarga la mision de llevar al rey nuestro señor el quinto del botin conquistado, y me envia á tí para prevenirte que el convoy te espera y que debes disponerte á partir.

Hernando volvió hácia el cautivo una dolorosa mirada.

—Lo ves?—dijo este—no me engañaban mis presentimientos: te alejan para darme la muerte.

—No! esclamó el jóven—Aquí y en todas partes yo seré tu guarda. Cerca de tí, mi espada te habria defendido; lejos, reclamaré tus derechos; me arrojaré á los pies de mi rey y demandaré justicia de la dignidad soberana profanada en tu persona.