154 PANORAMAS DE LA VIDA
Pero á medida que crecía, y que la razon comenzó á derramar en mi espíritu su rayo severo y frio, aquellos hermosos mirajes fueron desvaneciéndose, y la realidad desnuda y triste, apareció á mis ojos. Víá mi madre abrumada de trabajos para rodearme á mí de contento y bienestar. Mi blando lecho, mi delicado alimento, y la educacion que recibia en el primer colegio de Arequipa, comprábalos ella con vijilias y duras privaciones.
Esta revelacion produjo un gran cambio en mi ser moral. De turbulento que era, volvíme reflexivo; y á la perezosa indolencia de mi corta edad sucedió una actividad febril que llenó de asombro á mis profesores, descontentos hasta entónces por mi poca aplicacion al estudio.
Sin embargo, al regresar á casa, y traspasar sus umbrales, tornaba á ser el mismo niño egoista que se dejaba regalar á costa del descanso de su madre. Veíala tan contenta y diligente en torno mio, que me parecia natural que se sacrificára por mí.
Un incidente vino á operar mi entera trasformacion.
Una noche que mi madre trabajaba en su costura á la luz de la vela, y yo dormia á su lado, la cabeza apoyada en sus rodillas, me despertó de repente una voz que hablaba en destemplado tono.
Al abrir los ojos, ví una mugerona mofletuda y