UN VIAJE AL PAIS DEL ORO 153
apagó la mia, recordándome las palabras con que acojió mi observacion, al recobrar la leontina.
Alentado por la amistosa familiaridad que reinaba ya entre ambos, pedíle me contara la historia de aquella joya, y él me refirió la siguiente:
Nací bajo la presion de un destino hostil. Mi padre murió en Uchumayo, cerca de Arequipa, defendiendo contra los invasores la entrada de la ciudad Santa, y yo vine al mundo entre las lágrimas de la viudez, y el desamparo de la orfandad...
Digo mal! Al ver la luz encontré los brazos cariñosos de una madre. Cuando un niño tiene madre, posée todos los tesoros de la tierra: es un monarca en su hogar, donde tiene un reino maravilloso: el corazon maternal.
Los primeros años de mi infancia deslizáronse risueños, como una alborada de primavera. Nuestra casucha á orillas del Chili, aseada, fresca y sombreada de higueras y perales, tenia siempre un aire de fiesta; y en los ojos de mi madre brillaba una ternura tan ardiente, que yo equivocaba todo aquello con la felicidad. Así, cuando habia pasado el dia jugando ó leyendo al lado de mi madre, entre los tiestos de flores, mientras ella hacia encajes, sentada á su telar, y que al cerrar la noche me dormia en sus brazos al plácido murmullo del rio, parecíame imposible una existencia mas feliz que la nuestra.