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138 PANORAMAS DE LA VIDA

—«jué sed tengo!—me dijo echando humo por la boca—Llevas siquiera guayabas en esa elegante canasta?

—No, que son acordes y discordancias.

—Malditos sean ellos! para que guardas esa peste?. . . «Sin embargo; ahí anda uno de nuestros camaradas dando serenatas de violin. . . . Da eso, que está á propósito para que haga un polpourri.

—Pero si es para las monjas.

—Para las monjas! quita allá, mentecato!

¿Necesitan acaso de tu chismografía las que tienen á su servicio una legion de mugeres de todas las castas, que se la llevan á cual mejor? Quieres saber las cosas mas ocultas de la calle? Pregúntalo en los conventos.

Y hablando así, vació de mi canasta á sus enormes bolsillos todo lo que no era huevos, papas, yucas y coles, me hizo una mueca, y se largó.

TI

Despues de hablar así, el jóven inclinó la cabeza y quedóse pensativo.

De pronto, haciendo un gesto de sorpresa:

—Muger!—esclamó, ¿qué has hecho de mi relato? Ya puedes devolvérmelo por que si yo me enojo. .....