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136 PANORAMAS DE LA VIDA

Rápida como un relámpago, cruzó mi mente una idea; y deella á la ejecucion, no mucho mas largo espacio.

De repente el gallo exhaló cantos de alborozo que hicieron estremecer á mi monja. Era que yo habia hecho de él mi escondite. Qué sitio mas cómodo ni mas próximo á mi amada? Desde entonces el tiempo tornóse para mí dulce como un sueño de amor. Veíala á toda hora, ya sola, ya rodeada de sus lindas compañeras, como la luna entre miriadas de estrellas. Mi canto era el regulador de sus horas: coro, labor, lectura, descanso. Entonces con que delicia contemplaba yo la espresion meditabunda de su mirada, que algunas veces se elevaba al cielo cual si buscara la esplicacion de algun misterio.

Era que la atmósfera de mi amor circundaba su alma, y ella aspiraba sin saberlo, sus ardientes eflúvios.

Pero no hay dicha durable; y hé ahí que un dia mi monja cayó enferma, enferma de languidez; y los médicos ordenando el cambio de aires arrancáronla de su bello monasterio y la relegaron al de C. antro de tarascas, todas viejas como las parcas y feas como el pecado.

Y allí tuve que seguirla; y abandoné al déspota del corral bajo cuya pluma habíame ocultado; y