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122 PANORAMAS DE LA VIDA

Estas palabras consumaron la reaccion. El asesino huyó de aquel sitio, espantado por la sombra de Belzu, cuyo cadaver, recojido con religiosa veneracion, fué trasladado á su casa, seguido por una multitud de pueblo, que no arredraba la tromba de balas que barria las calles, acribillando á los fugitivos vencedores, de la plaza.

En un salon convertido en capilla ardiente, él cadáver de Belzu yacía rodeado del triple silencio-de la noche, de la muerte y del dolor.

Hácia fuera enla calle, al otro lado de la puerta cerrada, Ofase un rumor que iba creciendo gradualmente y que á la primera luz del alba se tornó formidable. Muy luego, golpes espantosos sacudieron aquella puerta que amenazó caer. Abierta al fin, una inmensa multitud invadió el patio y las escaleras; y precipitándose en el salon mortuorio, se arrojó sobre el cadáver exalando gritos de dolor. Allí permaneció tres dias, renovándose sin cesar, gimiendo, amenazando.


Asustado Melgarejo ante la audacia de aquel dolor popular, pretendió hacer á Belzu los honores fúnebres que prescribia su rango. El pueblo declaró que no lo consentiria; y que daria muerte al soldado que se atreviera á seguir el convoy fúnebre. Y apoderado del cadáver, el pueblo lo revistió de las insignias del