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tuvieron tiempo para derribar los adobes necesarios al paso de los caballos.

Melgarejo no fué apercibido hasta que llegó al ángulo de la plaza. Allí un grupo de soldados lo detuvo; pero él vivó á Belzu, y estos le dieron paso.

La súbita presencia de Melgarejo en el patio de palacio pasmó á todos, soldados y paisanos. Lo creian prófugo y de repente lo veian allí. Asi, unos lo juzgaban prisionero, otros que rendido venia á presentarse á Belzu.

Este, al saber lo que ocurria, creyó lo mismo; y dió órden para que lo dejaran entrar, reiterando la órden que ya habia dado para que no se le ofendiera en manera alguna. Y cuando uno de los suyos, (Machicado) lo insultó en la escalera de palacio, y lo asió por el cuello, Belzu mandó á su sobrino para que prohibiera en su nombre el tocar siquiera á la persona de Melgarejo.

Cuatro veces habia salvado la vida á ese hombre: y tenia por aquella existencia el apego simpático que nos inspiran los objetos librados por nosotros de la destruccion.

Pero la muerte de Machicado, que cayó bajo la espada de Melgarejo, puso de manifiesto el carácter con que este entraba.

Los paisanos, que habian ya dejado las armas, viéndose cercados de soldados, y creyendo en una