PEREGRINACIONIS 93 auditorio que Jlenaba el prado, pronunció el panegírico, dando á su voz inflexiones tan armoniosas y á su fisonomía tal encanto, que arrebató de entusiasmo á sus oyentes.
Estasiada al escucharla, Anastasia estaba, si no bella, encantadora, bajo el blanco velo que tan bien se hermanaba con su tez de nieve, sus grandes ojos azules, y los dorados bucles que ornaban su frente purísima y serena.
Arrodillada al pié del trono de María, llevando un pebetero de aromas en la mano, y absorta en piadosa meditacion, contemplaba maquinalmente las ondas de humo que saturaban el aire con el místico perfume del incienso .....
De repente sus ojos, encontraron una mirada que hizo descender su alma de las alturas donde se cernía con Dios ....
Patricia, que estaba cerca, y la espiaba, interceptó aquella mirada ....
Anastasia salió del templo pensativa y triste.
Patricia con aire de triunfo, y en los lábios una cruel sonrisa.
Desde aquel dia, Anastasia, tan contraida al estudio, pasaba largas horas con el libro abierto sobre sus rodillas, inmóvil, y la mirada fija, al parecer en la contemplacion de un objeto invisible. Hondos suspiros se escapaban de su pecho; y con frecuencia