446 PANORAMAS DE LA VIDA
con la crueldad de sus hechos. Pero la sangre del asesinato, como la sangre del combate, no podia embriagarlo; y sobre los horrores del presente flotaba siempre el recuerdo del pasado, fatal, imborrable, eterno.
Desesperado, procurando escapar al delirio de la locura que comenzaba á invadirlo, Aguilar se arrojó en el seno del vicio. Repartió su vida entre el juego, el vino y las mugeres; liamó á las puertas de la orgía; hizo pacto con el escándalo, y formándose una corte con los esclavos del libertinage, reinó en ella con un poder absoluto.
Ningun bebedor se atrevia á luchar con él; los jugadores temblaban cuando veian en su mano los dados, porque estos jamás tenian para el azar; y la muger que obtenia una sola de sus miradas, caía para siempre á sus piés.
Pero entre los vapores de la orgía como entre el humo de la pólvora, veía siempre levantarse la pálida sombra de Aurelia; en medio á las báquicas canciones, un éco lejano remedaba su último gemido.
Entonces, arrebatado por un estraño frenesí entregáúbase á furiosos excesos, rompía, destrozaba cuanto se le ponia delante: apuraba sin resultado el opio y los licores espirituosos; asía por la garganta á la mas bella de sus compañeras de