414 PANORAMAS DE LA VIDA
¿Qué vió?
Al pié de un lecho donde yacía una muger morimunda se hallaban arrodillados el general Heredia y su esposa, teniendo entre ellos y en la misma actitud al coronel Aguilar, y á aquella bellísima Aurelia que el entusiasta oficialito porteño llamó la estrella de Salta.
Sus azules ojos estaban bañados de lágrimas, y vestida de blanco y el largo velo prendido entre los rizos de su cabellera blonda, parecia una vision celestial.
A la cabecera del lecho, en un altar cubierto de flores, un sacerdote preparaba el óleo santo, para ungir á la enferma que con la mirada fija en la jóven parecia absorta en un hondo pensamiento.
En el fondo de la cámara, los criados de Ja casa prosternados, oraban llorando.
—Ah !—decia uno de estos, al que estaba á su lado—qué hora para bendecir un matrimonio!
—El ama lo habia retardado hasta ahora sin duda por la invencible repugnancia que le inspiró siempre este coronel Aguilar á quien la niña idolatra: pero el temor de dejarla sola ha podido mas que la aversion.
—Por mi, nuestra ama tenia razon. Ese hombre, que de cierto es muy buen mozo, tiene á mis ojos un no se qué en el semblante . . . . Y sobre todo, gefe