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hé ahí las hojas que contienen la savia de todas las zonas, y cuya combinacion tiene el poder de evocar el espectro del porvenir. Mira.

La caverna se iluminó con una luz compuesta de los colores del prisma; un humo denso, acre y penetrante llenó los ámbitos dividiéndose en grupos estraños, que alumbrados por la fantástica luz que se desprendia de la hoguera tomaron de repente la apariencia de un paisage. En una lontananza sombría, alzábase una montaña cubierta de frondas. Blanqueaban á sus piés cúpulas de una ciudad; en su falda, á la vera de un manantial, un pozo negro y profundo.

—Niña—exclamó Juana interrumpiendo á su compañera—¿no se diria que estabas viendo la campiña de Salta? La ciudad, el cerro de San Bernardo, su verde falda, y el pozo del Yocci, de pavorosa fama, con el que las nodrizas nos hacen tanto miedo.

—Miraba yo todo esto—continuó la jóven—como al traves del vapor oscilante que se exhala de la boca de un horno.

De súbito vibró en el aire una voz desconocida, pero que conmovió mi corazon como un acento familiar y querido. Hízola callar una horrible imprecacion á que siguió un gemido: y allá en el fondo del pozo sobre el que una estraña fascinacion