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38 PANORAMAS DE LA VIDA

— «Querido doctor», decia la otra: «Este cuerpecito de merengue, lejos de deshacerse, se fortalece cada hora mas. Cuánto agradezco á usted el haberme dado ol itinerario de aquel jóven nómade que dejó sus dolencias en las zanjas del camino! Espero encontrarlo por ahí, y darle un millon de gracias por la idea salvadora que á él y á mí nos arrebata á la muerte.

«Comienzo ú creer que llegaré á vieja, amable doctor: pero no tema usted que guarde en mi equipaje los frívolos velos de « tul ilusion,» ni otras prendas que el denario, y las venerables tocas de una dueña. +

Al partir de ese dia, no pensé mas en mi enfermedad; y me entregué enteramente al placer de vivir. (Qué grata es la existencia, pasado un peligro de muerte! El aire, la luz, las nubes que cruzaban el cielo, los lejanos horizontes, todo me aparecia resplandeciente de belleza. saturado de poesía.

Desembarcaba en todos los puertos, aspirando con delicia los perfumes de la tierra: el aroma de las plantas; el aliento de los rebaños, el humo resinoso de los hogares. Todo lo que veia parecia maravilloso, y yo misma me creia un milagro.

En Islay y Arica completé mi equipage de viagera en todo rigor. Un bornoz; un sombrero: fresquísima