EL POZO DEL Yoccr 359
de un deber: hé ahí lo único que yo sé, noble amigo, del trájico desenlace de tu historia; pero tu fin ha sido grande y glorioso. Duerme en paz!
Y sentándose en una piedra, ocultó el rostro entre las manos y se hundió en dolorosa meditacion, en tanto que los rumores del campamento se extinguian, sucediéndoles el canto del buho y el aullido de los chacales, que no lejos de allí destrozaban los sangrientos miembros de los muertos.
mI El punto de honor
Pocos dias antes de aquel en que tuvieron lugar los sucesos mencionados arriba, al promediar una noche de primavera, tibia y resplandeciente de estrellas, dos ginetes vadeaban el rio de Arias, raudal límpido, que se desliza encerrado entre dos floridas márgenes perfumadas con setos de rosas, y en cuyos remansos, las hermosas hijas de Salta, van á zambullirse y triscar como las ninfas de la fábula, abandonando ála onda sus largas cabelleras.
Profundo silencio reinaba ahora en estos parages, y solo se oía el zumbar de los insectos nocturnos, y el manso murmullo de la corriente rompiéndose entre los guijarros.