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334 PANORAMAS DE LA VIDA

cerradura y la abrió. Hecho esto volvió hácia el coche y tomando en brazos el cadáver de su hija, internóse entre las sombrías avenidas de cipreses.

Detrás de él, deslizábase, con callados pasos una mujer que oculta entre unas matas de higuera cerca de aquella puerta, esperaba desde la entrada de la noche.

El coronel fué hácia un rincon donde habian amontonado varios instrumentos; cojió un pico y una lampa, y abrió una fosa donde dió á su hija ignorada sepultura. .

Cuando hubo echado sobre sus restos la última paletada de tierra, sin hacer sobre aquel triste sepulcro la señal de la cruz; sin darle ni una mirada, ni una plegaria, impasible y silencioso, alejóse con ríjidos pasos.

La luz del alba encontró á la mujer que se introdujera furtiva, en pos del coronel, de rodillas al lado de la tumba.

Aquella mujer era Rosa.

vi

El punto de honor

Cuando el coronel entró á su casa cumplida la fúnebre tarea, sintióse devorado de fiebre y casi