302 PANORAMAS DE LA VIDA
—AI contrario, quiero llevarte á un sitio misterioso donde harás un estraño conocimiento . . . . ¿Crees tú en adivinos?
—No; pero desearía ver uno.
—Pues eso es precisamente lo que puedo ofrecerte.
—Un adivino? . . . . uno de esos que leen el porvenir ?
—Ciertamente.
—Podrá decirme el mio ?
—Como está escrito en el libro eterno.
He saltado de gozo. Rosa mia, quiero ver á ese ser extraordinario! quiero preguntarle de tí, de Enrique, de mí.
Inés me ha encargado el secreto respecto á la visita que hemos de hacer mañana—Por qué—ha añadido riendo—esos caballeros son espíritus fuertes, y se burlarian de nosotras. .......... ...sios ao
Enrique me pide esta carta; porque el correo está pronto, y va á partir.
Ciérrola y me despido de tí con un beso, hasta la vista.
Desde aquí estoy viendo á Luis, que se pasea á lolargo de la galería. Ah! por qué está tan pálido y triste? Siempre que formulo esta pregunta, pienso en la belleza soberana de Inés, y en su mirada altanera y desdeñosa.