30 PANORAMAS DE LA VIDA
con un airecito mas bien de galan que de médico; y que luego. cuadrándose para darme la vereda, me dijo con voz melosa :
— ¡Paso á la belleza y á la gracia! No se asuste la hermosa, que yo no soy el coco. sino un rendido admirador.
No me habia reconocido !
Todavia rebusaba creerlo, cuando le oí decirá un jóven que lo habia seguido para pagarle la visita:
—La verdad es que he hecho en ella cierta impresion. Buena moza! eb? Y elegante. Precisamente así está soñando vestirse la pobre moribunda de quien acabo de hablar arribu. Mugeres! hasta sobre el lecho de muerte deliran con las galas. En fin, la tísica es jóven y bonita; y cada una de esas nonadas es para ella un rayo de su aureola; pero las viejas! las viejas. si señor! ellas tambien ! El otro dia ordené un redaño para una sesentona que se hallaba en el último apuro; y al verlo, cuando se lo iban á aplicar, empapado en emoliente, esclamaba que le habia malogrado su velo de tul ilusion.
Yo escuchaba todo esto, porque el doctor habia montado ú caballo, y seguia mi camino, hablando con el jóven, que venia algunos pasos detrás de mí.
Indudablemente, si como él decia, su presencia me habia causado impresion, la miahizo en él muchísima. No quitaba de mí los ojos ; y decia aljóven, viéndome