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aumenta esa predisposición al terror, que, hace tiempo, ha comenzado á manifestarse en mí, sobre todo, desde que sufro esos estraños síncopes, cuya letal accion enerva mis fuerzas.

Es cosa resuelta: no volveré á escribirte en estas horas de medroso prestijio, sino bajo la dorada luz del sol, que empieza á brillar espléndido en un cielo de azul purísimo, ahuyentando las nieblas de la lluviosa estacion.

El piano ha callado. Interrumpo mi carta; la encierro, y voy á esconder la llave de la carpeta; porque siento venir á Inés, y temo ese inesplicable enagenamiento acaecido siempre en su presencia y que me deja largo tiempo á merced suya. .

El sol, entrando ¿ plenos rayos por la ventana, se reflejaba, produciendo cascadas de matizados fulgores, en una multitud de piedras preciosas, que, colocadas en ricos estuches, llenaban la mesa de mi cuarto. Los muebles desaparecian bajo las ricas telas que, como en un bazar oriental, habian acumulado en ellos. Blondas, gasas de lino y de seda, recamadas de oro y plata; el gro, el raso y el terciopelo, representados por todos los colores; lazos, mantillas, capas ; deliciosos sombreritos; juegos de esquisitas flores, guantes, coturnos de raso